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Así lo revela un reciente sondeo virtual elaborado por Universia Perú, a 825 usuarios que visitan el portal, y que busca dar algunas luces sobre el divorcio que existe entre la oferta académica y la demanda laboral. ¿Por qué se da este fenómeno? ¿Por qué los postulantes universitarios siguen eligiendo carreras saturadas y no las que requiere la actividad productiva del país? ¿Falta información? ¿Será que las universidades no ofrecen las carreras adecuadas? ¿Desconfianza de lo nuevo?.
Información estadística de la Asamblea Nacional de Rectores (ANR) señala que de las más de 200 carreras que ofrece el sistema universitario, sólo 10 concentran las preferencias de los postulantes. Justamente, la mayoría de estas 10 carreras resultan ser las llamadas tradicionales, que no necesariamente tienen relación con las actividades por las cuales el Perú crece, pero que están instaladas en el imaginario colectivo y son en muchos de los casos la primera opción de los jóvenes.
¿POR QUÉ INSISTIR CON LAS CARRERAS TRADICIONALES?
Si bien el número de universidades en nuestro país se ha multiplicado, el 56% de los jóvenes que contestaron nuestro sondeo, considera que estas no ofrecen una amplia oferta de carreras. Además de ello, un 32% de los mismos indicó que las carreras que existen actualmente no cuentan con un buen nivel académico.
Respecto a este problema de oferta académica, un 27% cree que las carreras son siempre las mismas y que no hay innovación. Asimismo, el 24% piensa que las universidades que se atreven a implementar nuevas carreras en sus currículas, no siempre tienen el prestigio necesario. Además de un 13% que asegura que estudiar alguna de estas carreras nuevas no es garantía de un buen futuro profesional.
Tal parece que estas serían las razones que llevarían al 50% de los entrevistados a elegir una carrera tradicional, aunque esta se encuentra saturada.
FALTA INFORMACIÓN
La necesidad de sintonizar la oferta académica y la demanda laboral fue un tema latente en la reciente campaña electoral y, aunque han habido esfuerzos importantes por parte del Estado, los datos obtenidos por el sondeo de Universia señalan que un contundente 95% reclama mayor información sobre cuáles son las carreras que se ofrecen y cuáles son los profesionales con mayor demanda en el mercado laboral.
Asimismo, cuando se les pregunta a los jóvenes, cómo es que llegaron a obtener información respecto del mercado laboral y la oferta académica, el 45% afirma que lo buscó por sí mismo; un 18% encontró información en familia y amigos; 13% en ferias universitarias. El dato preocupante lo aporta el escaso 6% que recuerda haber recibido información en sus colegios y el 16% que admite haber elegido su carrera sin haber consultado estos aspectos.
Otro dato que arroja la encuesta, y que señalaría que el problema se debe a la falta de información, es que el 56% de jóvenes cree que las universidades no tienen una amplia oferta académica; cuando –como ya se ha mencionado – el sistema universitario ofrece en la actualidad más de 200 carreras profesionales en sus más de 100 universidades.
ALTERNATIVAS DE SOLUCIÓN
¿Cómo sintonizar la oferta académica y la demanda laboral? Cuándo se le pregunta a los entrevistados cómo harían para atenuar este divorcio, que sólo origina saturación de profesionales, subempleo e incluso desempleo; el 55% sugiere que el Estado realice un estudio al respecto y lo difunda entre los escolares (*), el 26% propone que se creen mayores carreras especializadas al interior de las universidades (**), el 16% dice que se debería promover el emprendimiento aún en las llamadas carreras tradicionales, como medida preventiva al desempleo.
(*) Como se recuerda desde 2009 la Secretaría Nacional de la Juventud edita la Guía de Orientación Vocacional, documento dirigido a escolares de los últimos años y en el que se puede conocer cuáles son las profesiones más demandadas por región.
(**) Si bien el sistema universitario ofrece más de 200 carreras, cabría preguntarse si esas carreras son realmente las que necesita el país. Por otro lado, la difusión de las mismas y de su futuro laboral, no es sólo responsabilidad del Estado, sino de las mismas casas de estudio.
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Fuente: Universia
