OAKLAND.— Cuando Diana Romo llegó a Estados Unidos hace cinco años hablaba sólo un poco de inglés, el cual había aprendido en su natal Jalisco, México. "Sabía los colores y eso…" recuerda sonriente. Por recomendación de su hermana mayor se acercó a El Centro de Inglés (o The English Center) en Oakland y pudo calificar para una beca de estudios completa.
Allí no sólo aprendió inglés, sino que también adquirió las herramientas necesarias para salir adelante en el mundo laboral."Te enseñan cómo ir a una entrevista de trabajo, cómo contestar las preguntas, cómo vestirte, cómo hacer un curriculum, una carta de presentación", explica la inmigrante mexicana quien actualmente trabaja para la Ciudad de Oakland.
La historia de Diana es sólo un ejemplo de tantos otros inmigrantes que llegan a este país conociendo poco o nada del idioma y las costumbres de su país adoptivo, pero que tienen la motivación y las ganas de salir adelante. Los medios para hacerlo muchas veces están disponibles, al alcance de todos, sólo hace falta el impulso de salir a buscar un futuro mejor para uno y su familia. Es reconocido que a la hora de progresar económicamente en este país el primer paso esencial que hace falta dar es aprender inglés. Para facilitar ese proceso existe desde hace treinta años en la ciudad de Oakland una organización sin fines de lucro que se dedica específicamente a preparar de manera intensiva a inmigrantes en el aprendizaje del inglés.
El English Center, según cuenta Marcy Jackson, la directora ejecutiva de la fundación, originalmente daba clases exclusivamente a mujeres dentro del campus de la universidad privada Mills College. Recientemente se mudaron a un amplio y moderno edificio ubicado frente a Jackson Square en una de las zonas más pintorescas de Oakland. En la actualidad las clases están abiertas a gente de ambos sexos, de cualquier edad o nacionalidad
"The English Center es mucho más que inglés", explica entusiasmada la directora. "El inglés es la clave para participar en la sociedad en todos los niveles, político, social, cultural... El inglés es sólo el comienzo. Apuntamos a expandir el mundo de nuestros estudiantes, impulsándolos hacia carreras profesionales", agrega.
Pero aclara que los interesados "tienen que tener la motivación inicial y comprometerse con el programa intensivo de estudios". Dicha responsabilidad se traduce en asistir a clases 22 horas y media por semana durante ocho meses. "Ese es el compromiso mínimo que le pedimos a nuestros estudiantes", asevera Jackson.
Pero aclara que los interesados "tienen que tener la motivación inicial y comprometerse con el programa intensivo de estudios". Dicha responsabilidad se traduce en asistir a clases 22 horas y media por semana durante ocho meses. "Ese es el compromiso mínimo que le pedimos a nuestros estudiantes", asevera Jackson.
Entre el 25 y el 35% de los estudiantes son de origen latinoamericano, en su mayoría inmigrantes recientes, jóvenes. "También tenemos adultos de más de 50 años que llevan viviendo en este país mucho tiempo y aún no han aprendido el idioma", precisa Marcy.
Las clases no son gratuitas, pero en la gran mayoría de los casos, los alumnos pueden solicitar una beca completa, "sólo tienen que demostrar que son de bajos ingresos y que residen legalmente en este país", añade Marcy.
Pero eso no implica que las puertas de la fundación estén cerradas a inmigrantes que no tengan su documentación legal, ya que "para admitir a los estudiantes no nos interesa saber su esta tus legal en este país, sólo en caso de que soliciten una beca, porque el dinero viene de fondos federales", aclara Marcy.
Mónica Arredondo es actualmente la encargada del departamento de admisiones de The English Center y su misión es entrevistar a personas interesadas en los servicios que ofrece esta organización educativa. Hace seis años ella era también una estudiante más, inmigrante llegada de México con un nivel básico de conocimiento del inglés.
"Sólo había hecho un curso de seis meses en Guadalajara" cuenta desde su oficina Mónica, donde trabaja de tiempo completo desde hace cinco años.
Como muchos inmigrantes, al llegar a Estados Unidos, se anotó en la escuela para adultos del colegio comunitario de su localidad pero después de unos meses le recomendaron El Centro de Inglés y gracias a una beca pudo tomar sus clases intensivas. "Me pareció muy diferente la experiencia en comparación con las clases de adultos donde la gente entra los días que quiere, no son muy estrictos y las clases son muy grandes. Al llegar a este programa me di cuenta de que eran clases de 15 o 18 estudiantes. Era mejor para mí y mis compañeros porque tenía más comunicación con el maestro".
Como muchos inmigrantes, al llegar a Estados Unidos, se anotó en la escuela para adultos del colegio comunitario de su localidad pero después de unos meses le recomendaron El Centro de Inglés y gracias a una beca pudo tomar sus clases intensivas. "Me pareció muy diferente la experiencia en comparación con las clases de adultos donde la gente entra los días que quiere, no son muy estrictos y las clases son muy grandes. Al llegar a este programa me di cuenta de que eran clases de 15 o 18 estudiantes. Era mejor para mí y mis compañeros porque tenía más comunicación con el maestro".
El caso de Mónica no es excepcional ya que muchos de los que trabajan allí, fueron originalmente estudiantes, así que es entendible su entusiasmo al recomendar al Centro de Inglés.
Otro caso es el de Gerardo Romo, el hermano menor de Diana, de apenas 17 años. Con sólo un mes de haber tomado clases en The English Center ya trabaja en ese lugar; sigue asistiendo a clases de computación y literatura. Actualmente Gerardo es asistente de oficina y contesta los llamados telefónicos de esta organización educativa.
Fuente: Impre.com