Asociación Ankay financia actualmente carrera de siete jóvenes en la Católica y Pacífico. Cubre gastos como matrícula, pensión, clases de inglés, seguro de accidentes y movilidad.
El pasado domingo un grupo de jóvenes se reunió en la Universidad del Pacífico con un objetivo común: captar a los mejores talentos de los colegios públicos ubicados en los distritos más pobres de Lima. Se trataba de los voluntarios que forman parte de Ankay, una asociación que se inició en el 2007 y cuyo propósito es financiar los estudios superiores de jóvenes de muy bajos recursos, que sin esta ayuda no tendrían la oportunidad de estudiar en las universidades Católica y Pacífico o la mejor institución para la carrera que deseen cursar.
“El desarrollo individual debería depender del esfuerzo y no del hogar donde uno nació. Por ello, nuestra filosofía es que el talento no tenga restricciones para salir adelante”, comenta María Antonieta Alva, directora de Ankay en el Perú.
Ankay ya cuenta con cuatro becarios que están cursando estudios superiores en la Universidad Católica, mientras que otros tres empezarán su carrera en la Universidad del Pacífico el próximo enero. Y en la última prueba de aptitud realizada el pasado domingo se buscará reclutar a otros dos muchachos.
A diferencia de otras fuentes de financiamiento, la beca otorgada por Ankay cubre los costos de preparación en la universidad elegida, matrícula, pensión, clases de inglés, seguro de accidentes, movilidad (si es que el alumno vive demasiado lejos del centro de estudios) y cualquier reforzamiento académico que requiera el estudiante para cerrar esas brechas académicas que hay entre la educación pública y la privada.
EL PROCESO
Como sucedió el domingo, el proceso de selección de los becarios de Ankay, se inicia con una prueba de aptitud con la que se mide el potencial académico de los mejores estudiantes de quinto de media de 25 colegios de los distritos más pobres de Lima.
Alva comenta que desde agosto, voluntarios de Ankay realizan visitas en estos colegios para informar a los alumnos sobre sus actividades y que los mismos directores se comprometan a ubicar a sus mejores estudiantes. Y es que sucede que muchas veces las autoridades de las instituciones públicas no tienen esta información a la mano.
Luego de la referida prueba de aptitud, Ankay selecciona a los ocho jóvenes que obtuvieron los puntajes más altos, quienes luego pasan a una segunda fase en la que se confirma su situación socioeconómica. “También es importante conversar con los padres de los chicos seleccionados para que ellos puedan estudiar sin problemas”, dice Alva, Y es que aunque en los próximos años sus hijos no van a aportar con la economía familiar, la educación que recibirán definitivamente les permitirá salir del círculo de pobreza en que se encuentran.
MÁS APOYO
“Como asociación buscamos becar a cuatro jóvenes al año, pero eso depende del financiamiento que logremos conseguir”, señala Alva. Por ahora Ankay cuenta con una red de alrededor de 50 donantes individuales (tanto en el Perú como en Estados Unidos) que se han comprometido a donar US$250 anuales para los próximos cinco años. Pero así como ya lo viene haciendo la compañía Metis Gaia, la idea es que más empresas y universidades también apoyen esta noble iniciativa educativa.
Claro que Ankay no solo requiere apoyo financiero, pues como indica Alva también es bienvenido el apoyo voluntario de personas que donen tiempo o conocimientos para afianzar el crecimiento de la asociación.
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Fuente: ElComercio